Un detector de humo es una alarma que detecta la presencia de humo en el aire y emite una señal acústica avisando del peligro de incendio. Atendiendo al método de detección que usan pueden ser de varios tipos:
- Detectores iónicos: utilizados para la detección de gases y humos de combustión que no son visibles a simple vista.
- Detectores ópticos: detectan los humos visibles mediante la absorción o difusión de la luz.
Cuando el aparato se encuentra conectado con una central que activa las alarmas visuales o sonoras se denomina «detector de humo». En cambio, un aparato individual que recibe su energía a través de baterías y que actúa de forma independiente de una central se denomina «alarma de humo».
En 1902 George Andrew Darby, ingeniero electricista de Birmingham, Inglaterra, patentó el «indicador eléctrico de calor y la alarma de incendios». El aparato indicaba cualquier cambio de temperatura en el lugar en donde estaba colocado. Funcionaba mediante un circuito eléctrico que se cerraba si la temperatura superaba un límite, haciendo sonar una alarma. Básicamente es el principio de funcionamiento de los termostatos. Mediante mejoras sucesivas del diseño se llegó a los actuales detectores de humo.
En la actualidad, es posible encontrar detectores de humo que incluyen un detector de monóxido de carbono (CO)
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